Técnicas de diálogo

Para poder trabajar en el campo de la Apologética (Promoción y Defensa de la Fe), se necesita estar bien entrenados en el diálogo, conociendo la doctrina de los grupos proselitistas y teniendo presente su"estilo" característico.

 

IMPORTANCIA

Por lo general, los miembros de los grupos proselitistas están entrenados a utilizar trucos y trampas, con el fin de confundir a los más ignorantes y así llevárselos a sus grupos. Para ellos, es bueno todo lo que sirve para enredar a quien sea y ganárselo.

Por eso se van por las ramas: testimonios inflados o falsos, cuentos de curaciones, chismes y calumnias contra la Iglesia católica, pretexto de las imágenes, la intercesión de los santos, el bautismo de los niños, etc., entresacando textos bíblicos de su verdadero contexto y tergiversando a propósito su sentido original y auténtico.

 

Ir al grano

Para no dejarse enredar y al mismo tiempo ir derechito al grano, he aquí algunas preguntas fundamentales que se pueden hacer a los grupos proselitistas con el fin de empezar un verdadero diálogo.

Sirven para aterrizar, poniendo en claro el hecho que nosotros, buenos o malos, pertenecemos a la única Iglesia que fundó Cristo, de la cual ellos se apartaron, contraviniendo a su voluntad explícita (Jn 17,21), y aclarar el sentido auténtico de la Biblia como el libro de la Iglesia, el tesoro más precioso de aquella Tradición, que viene desde Cristo y llegará hasta el fin del mundo (Mt 28,18-20). Aclarado estos puntos, todo lo demás queda situado en su justa dimensión y el diálogo adquiere su sentido verdadero.

La experiencia enseña que, los que tienen buena voluntad y son sinceros, en estas preguntas encuentran la oportunidad para reflexionar seriamente sobre el problema de la división y pensar en un posible regreso a la única Iglesia que fundó Cristo y de la cual ellos se apartaron por ignorancia u otras razones personales.

 

Apuntar y reflexionar

Para descubrir fácilmente sus mañas, es muy oportuno apuntar primero todas las respuestas, sin hacer ningún comentario. Al final es necesario repasar desde un principio todas las respuestas, una por una, y hacer hincapié en la falsedad de sus contestaciones, acudiendo a la Biblia y a la historia.

Por ejemplo, es probable que no digan el nombre de su grupo ni la fecha de su fundación, y que oculten el nombre de su fundador y de su jefe actual, diciendo que es Cristo. En este caso, sabiendo de qué secta se trata, es fácil descubrir el engaño.

Es probable que digan que la Iglesia que fundó Cristo ya se acabó. Entonces, hay que acordarse de Mt 16,18 y Mt 28,20. Es posible que nieguen el papel de la Iglesia con relación a la Biblia o el valor de la Tradición. En estos casos, hay que recordar cómo surgió la Biblia (Lc 1,1-4), que no fue algo dictado por Dios o caído milagrosamente del cielo.

De todos modos, es muy importante que para cualquier pregunta que se les haga, uno ya conozca de antemano la respuesta correspondiente según la doctrina católica. Y para lograr esto, hay que estar debidamente preparados.

 

NORMAS PARA DIALOGAR

He aquí algunas normas prácticas para dialogar con los miembros de los grupos proselitistas, en la medida en que sea posible.

 

Uno por uno

Los miembros de los grupos proselitistas quieren apantallar y confundir, hablando todos al mismo tiempo. De parte muestra tenemos que ser precavidos, exigiendo que se haga todo con orden. Un católico y un no católico. Solamente estos dos tienen que hablar. Que los demás escuchen.

 

Tema por tema

No hay que brincar por aquí y por allá como chapulines. Hay que tratar un solo tema y nada más. Si estamos hablando de bautismo, no hay que brincar a las imágenes o a la bestia del Apocalipsis. Nada de que: "Cuando era católico, era borracho". Para empezar, el tema más importante es el de la Iglesia. En efecto, es importante explicar desde un principio quien está dentro y quien está dentro de la Iglesia.

 

Tiempos iguales

Desde un principio hay que establecer cuánto tiempo va a durar el diálogo: ¿Media hora? Muy bien: 10 minutos habla uno, 10 minutos habla otro y 10 minutos para las preguntas. A cada pregunta contestan los dos. Así el público se forma una opinión clara acerca de lo que se está tratando. Nunca hay que decir: "Yo gané". El diálogo no es para eso.

 

En público

La experiencia dice que muchos miembros de los grupos proselitistas están entrenados para ser tramposos. Quieren hablar en privado para después gritar a los cuatro vientos: "Yo le gané. No supo contestar nada".

Para evitar problemas, es mejor que el diálogo sea en público. La experiencia dice que muchos expertos predicadores, frente a un diálogo en público, tiemblan. Es que son unos fanfarrones y nada más. Prefieren la oscuridad a la luz.

Comentarios