El Apocalipsis es el último libro de la Biblia y presenta un mensaje muy rico para cada cristiano en particular y la Iglesia en general. A causa del género literario en que fue escrito y del mal uso que hicieron muchas sectas protestantes, es necesario un estudio detallado de este libro para hacerlo accesible a todos.
Introducción general
- NOMBRE.
La palabra "Apocalipsis” quiere decir "Revelación”. En efecto, Dios, mediante este mensaje, quiere "revelar”, es decir, "quitar el veló”, descubrir su plan acerca de la Iglesia, en la situación concreta en la que se encuentra. El Apocalipsis es una carta dirigida por Dios a los cristianos que se encuentran en una dura prueba.
- AUTOR.
Su autor es el apóstol San Juan, el que escribió también el cuarto evangelio (Ap 1, 1. 4. 9; 22, 8). Afirma que escribe bajo inspiración divina habiendo recibido el mensaje en la isla de Patmos, donde se encontraba deportado a causa de su fidelidad a Cristo (Ap 1, 9-10).
- FECHA.
Estamos en el año 94-96, durante la persecución de Domiciano.
- SITUACION.
Los cristianos, dispersos dentro del vasto Imperio Romano, se encuentran sometidos a una dura persecución. El Estado, que antes había protegido al apóstol San Pablo, ahora está en contra de los discípulos de Cristo, por rehusarse a reconocer al emperador como Dios.
- FINALIDAD.
El libro del Apocalipsis tiene como finalidad fortalecer en la fe a los discípulos de Cristo y consolarlos en la persecución, haciéndoles ver que nada tienen que temer de parte del diablo, ya vencido por Cristo.
- MENSAJE.
"El Reino de Dios y de Cristo ha comenzado ya y está a punto de romper la última y fuerte resistencia del ya vencido enemigo” (H. Haag, Diccionario de la Biblia, p. 119- 120).
Cristo resucitado es el centro de la historia. En el mundo hay una lucha entre la Iglesia, encabezada por Cristo resucitado, y las fuerzas del mal. La Iglesia tiene que vencer, porque Cristo lo ha prometido.
El Apocalipsis, por lo tanto, es fundamentalmente un mensaje de esperanza para una época de persecución.
- CONTENIDO.
"El contenido del Apocalipsis es una profecía sobre la Iglesia, sus luchas y sus victorias, el aniquilamiento de sus enemigos, sus destinos sobre la tierra hasta la consumación de los tiempos y su eternidad bienaventurada en el cielo. De ahí que, aún cuando la materia es a un tiempo histórica y escatológica, el punto de vista de la obra es trascendente; toda la historia de la humanidad se ve efectivamente como una lucha entre dos poderes trascendentes: la potencia del bien y la potencia del mal. Por eso el Apocalipsis puede con razón ser considerado como una Teología de la historia, de la que Dios aparece como Señor y término” (H. Haag, Diccionario de la Biblia, p. 120).
- GENERO LITERARIO.
El género literario es apocalíptico. Este género literario se desarrolló entre los judíos desde el segundo siglo a. C. hasta el segundo siglo d. C. Entre las principales obras de este género literario, recordamos: el libro de Daniel, el libro de Henoc, el libro de los Jubileos, los Testamentos de los 12 Patriarcas, los Salmos de Salomón, los Libros Sibilinos, la Asunción de Moisés, los Libros de los Secretos de Henoc, el Cuarto Libro de Esdras, el Apocalipsis de Baruc, etc.
La característica fundamental de este género literario consiste en el uso abundante de un lenguaje simbólico e imágenes claves que pueden entender fácilmente los destinatarios, contemporáneos al autor.
Las personas o instituciones son presentadas en forma de animales y los acontecimientos históricos como fenómenos naturales (terremotos).
Las cifras y los colores tienen un significado muy especial sacado de la historia, la mitología y la liturgia del Antiguo Testamento.
La intervención de Dios para destruir el reino del mal, se realiza mediante conflictos espantosos y trastornos cósmicos.
- FALSAS INTERPRETACIONES.
Las figuras contenidas en el Apocalipsis, por ej. la bestia, se refieren a personajes o a instituciones de aquella época, puesto que fundamentalmente se trata de un mensaje dirigido a los cristianos de aquel tiempo. Por lo tanto, querer descubrir en tal o cual personaje o institución de ahora la realización de una figura contenida en el Apocalipsis, es un error.
Lenguaje simbólico
Es una característica del género literario apocalíptico. Viviendo nosotros en una cultura tan lejana y diferente de la que presenta la Biblia, necesitamos una clave para poder entender correctamente los símbolos más comunes.
1.- IMAGENES:
- Cuerno: Poder (Ap 5, 6; 12, 3; 13, 1; 17ss).
- Cabellos blancos: eternidad (Ap 1, 14).
- Pies de bronce: nadie lo echará abajo (Ap 1, 15).
- Primero y Último: Dios (Ap 1, 17; 2, 8).
- Alfa y Omega: (primera y última letra del alfabeto griego): Dios (Ap 1, 8).
- Árbol de la vida: vida eterna (Gen 2, 9; Ap 2, 7).
- Nombre nuevo: renovación interior (Ap 2, 17).
- Dragón: Demonio (Ap 12, 3).
- Adulterio, prostitución: idolatría o inmoralidad sexual (Ap2, 21).
- Estrella de la mañana: Cristo (Ap 2, 28; 22, 15).
- Trono: el que está sentado en el trono es rey y juez (Ap 4, 9).
- Amén: compromiso (Ap 3, 14).
- Romper los sellos: interpretar (Ap 5, 2).
- Vírgenes: ajenos a la idolatría o a la inmoralidad sexual (Ap 7, 9; 14, 4).
- Oro: riqueza (Ap 17, 4).
- Lago de fuego: Infierno (Ap 17, 20).
- Corona: signo de dominio, realeza (Ap 2, 10; 3, 11; 4, 10; 6, 2; 12, 1; 14, 14) o victoria (Ap 2, 10).
- Palmas: signo de victoria (Ap 7, 9).
- Espada aguda: Palabra de Dios que juzga y castiga (Ap 1, 16; 2, 12.16; 19, 15.21).
- Alas: movilidad (Ap 4, 8; 12, 14).
- Ojos: conocimiento (Ap 1, 14; 2, 18; 4, 6; 5, 6).
- Cinturón de oro: signo de poder real (Ap 1, 13).
- Mar: elemento malo: fuente de inseguridad y muerte (Ap 13, 11; 21, 1).
- Vestido blanco: señal de purificación (Ap 6, 11; 7, 9, 13; 22, 14).
- Vestido largo: signo de dignidad sacerdotal (Ap 1, 13).
- Trompeta: representa la voz de Dios (Ap 1, 10; 8, 2ss).
2.- COLORES:
- Blanco: victoria, gozo, fuerza y gloria eterna (Ap1, 14; 2, 17; 3, 4s 18; 4, 4; 6, 11; 7, 9.13; 19, 11.14)
- Rojo: homicidio, violencia, sangre de los mártires.
- Negro: muerte (Ap 6, 5.12).
- Verde: color de un cadáver en descomposición (Ap 6, 7-8). Púrpura: Lujo y magnificencia (Ap 17, 4; 18, 12.16).
3.- NÚMEROS:
- Siete: plenitud y perfección.
- Doce: perfección escatológica: Antiguo y Nuevo Israel.
- Cuatro: el mundo creado. El simbolismo viene de los cuatro puntos cardinales.
- Seis: (siete menos uno) imperfección.
- Mil: una gran cantidad.
- Tres y medio: (la mitad de siete): imperfección, sufrimiento, tiempo de pruebas y persecuciones. Es lo mismo "un tiempo, dos tiempos y medio tiempo”, tres días y medio, 42 meses o 1260 días.
División del libro
No es nuestra intención presentar una exégesis detallada de todo el libro, sino poner al lector en grado de hacer un estudio personal, evitando interpretaciones descabelladas, al estilo de muchas sectas protestantes.
1.- INTRODUCCION (Ap 1, 1-8).
El Apocalipsis es una revelación que Dios hace en forma de visiones a su servidor Juan acerca de las cosas que van a suceder pronto.
Dios le confió esta revelación para que enseñara a sus servidores lo que va a suceder pronto.
El envió a su ángel para que se lo transmitiera en forma de visiones a su servidor Juan, el cual dice lo que vio, afirmando que esa es palabra de Dios y testimonio solemne de Jesucristo.
Feliz el que lea públicamente estas palabras proféticas; y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, pues el tiempo está cerca (Ap 1, 1 -3).
Aquí vemos claramente como el Apocalipsis es esencialmente un mensaje para los contemporáneos de San Juan y no para los que vivirían en épocas sucesivas. Por lo tanto, los personajes y las instituciones, que van a ser presentados en forma de imágenes, tienen que pertenecer a su época y no a la nuestra.
2.- IGLESIAS DE ASIA (Ap 1, 9-3, 22).
Siendo "siete” la cifra perfecta, aquí quiere indicar una multitud, es decir, todas las comunidades cristianas de Asia. Es Cristo quien manda un mensaje a cada Iglesia. Después de provocar un examen de conciencia en cada comunidad cristiana, manifestando sus virtudes y fallas, invita a la conversión. Al vencedor promete un don particular.
Notamos como se trata de comunidades cristianas bien concretas y con una problemática bien definida. Por lo tanto, querer descubrir alusiones a una que otra Iglesia de ahora, es un error.
3.- FIN DE LA NACION JUDIA, COMIENZOS DE LA IGLESIA (Ap 4-11).
El plan de Dios sobre Israel es un plan de salvación: de hecho, los ancianos, que son los santos del Antiguo Testamento y representan al pueblo fiel (Is 24, 23), ya están alabando a Dios (Ap 4).
Sin embargo, ¿por qué sucedieron al pueblo judío cosas tan tristes? Solamente Cristo resucitado puede quitar los sellos y dar la explicación de la historia de su pueblo (Ap 5).
Mediante los profetas, Dios había entregado su Palabra al pueblo de Israel, lleno de tantos problemas, como la guerra, el hambre y la peste (Ap 6, 3-8). Pero el pueblo mató a muchos de ellos, que ahora claman justicia (Ap 6, 9-10). Son invitados a esperar un poco para que se junten otros mártires del Nuevo Testamento, que van a llenar la medida (Ap 6, 11; cfr. Mt 23, 34).
Después vendrá el castigo para Jerusalén, presentado con las imágenes del día de Yavé (Ap 6, 12-17).
De todos modos, aunque el pueblo judío haya rechazado al Mesías y merezca el castigo, el balance es positivo: en efecto fueron muchos los que alcanzaron la salvación (Ap 7, 4-8). A ellos se les junta una muchedumbre incontable de gente de toda nación, raza, pueblo y lengua (Ap 7, 9), que representa a los discípulos de Cristo, muchos de los cuales dieron el testimonio de la sangre (Ap 7, 14- 17).
La destrucción de Jerusalén fue una etapa de la historia de la humanidad. Fue acompañada por enormes sufrimientos, representados por símbolos que se refieren a hechos recientes y por lo tanto bien conocidos por los lectores del Apocalipsis (Ap 8, 1-9, 21).
Antes que se cumpliera sobre el pueblo judío el plan de Dios, anunciado por los profetas (Ap 9, 7), el Evangelio de Cristo había empezado a dilatarse por el mundo, originando acontecimientos agradables y tristes (Ap 9, 10) a la vez.
En efecto, por no aceptar el Evangelio, el pueblo judío en su mayoría fue entregado a los paganos de Roma (Ap 11, 2), que destruyeron Jerusalén. Sea los romanos que los judíos (Ap 11, 8) se opusieron a la propagación del Evangelio, matando a sus heraldos. ¡De este modo se hicieron acreedores a tremendos castigos! (Ap 11, 13).
Después vendrá el juicio Y la consumación del Reino (Ap 11, 19). Por mientras, sigue la historia, representada por siete signos, siete copas y siete voces.
4.- LA IGLESIA Y EL IMPERIO ROMANO (Ap 12, 1-19, 3).
La Iglesia, salida del mundo judío, tiene que enfrentarse al poder romano, representación de Satanás.
Realizando la profecía acerca de la eterna enemistad entre la mujer con su descendencia y la serpiente con la suya (Gen 3, 15), nace Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, vencedor de Satanás.
Este trata de acabar con el Mesías, pero Dios lo resucita (Ap 12, 5). Entonces, trata de desquitarse con su Iglesia, desatando la persecución. Los discípulos de Cristo le hacen frente, retirándose espiritualmente del mundo y alimentándose de la Palabra de Dios (Ap 12, 6).
Todo esto es la continuación de una lucha desatada en el cielo desde el principio entre los ángeles fieles, encabezados por Miguel, y los ángeles rebeldes, encabezados por Satanás. Este, al ser vencido en el cielo, trata de destruir en la tierra la obra de Dios (Ap 12, 7-18).
Ahora se sirve del poder romano (Ap 13, 1 -10) y las falsas religiones (Ap 13, 11-13) o ideologías. Sin embargo, no logra desviar a los discípulos de Cristo hacia los ídolos. En efecto, estos se mantienen vírgenes, es decir no contaminados por la idolatría (Ap 14, 1-5).
De todos modos, habrá un castigo también para Roma, que pronto va a caer como Jerusalén (Ap 14, 8), y para todos los que se dejaron engañar (Ap 14, 10-11). Mientras para los que se mantuvieron fieles, habrá un premio (Ap 14, 13). Será Jesús que actuará como Juez (Ap 14, 14- 20).
Los vencedores entonarán un cántico nuevo (Ap 15, 1-4). Dios castigará al Imperio Romano como castigó a Egipto mediante las plagas (Ap 16, 3-4; Ex 7, 14-25; Ap 16, 13; Ex 7, 28 y 8, 11; Ap 16, 2 ; Ex 9, 8-12; Ap 16, 10; Ex 10, 21-26). Después llegará la hora del juicio para Roma (Ap 17, 1-18, 8), la prostituta o idólatra, "ebria de la sangre de los santos y de los mártires de Jesús” (Ap 17, 6).
Su caída representará un motivo de dolor para sus cómplices (Ap 18, 9-19) y de la alegría para los discípulos de Cristo (Ap 18, 20; 19, 1-3).
5.- ULTIMA ETAPA (Ap 119, 4-20, 6); JUICIO FINAL (Ap 20, 7-15); JERUSALEN CELESTIAL (Ap 21-22).
La caída de Roma será un signo del poder de Dios que dirige la historia y que por lo tanto merece toda la alabanza (Ap 19, 4-10). Su triunfo sobre Roma será un signo del triunfo que tendrá al final de los tiempos.
Por lo tanto, desde la caída de Roma hasta el fin del mundo, habrá un largo periodo de relativa paz para la Iglesia, durante el cual el demonio no podrá actuar a su antojo y los que dieron la vida por Cristo reinarán con Él (Ap 20, 4- 6).
Después se desatará la última crisis (Ap 20, 7-9a), a la que seguirán la victoria definitiva de Dios sobre el demonio (Ap 20, 9b-10) y el juicio final (Ap 20, 11-15).
Como conclusión de toda la historia, habrá un nuevo cielo y una nueva tierra (Ap 21, 1). Todo lo anterior habrá pasado. Ya no habrá llanto ni muerte, sino gozo y paz.
Allá la Iglesia tendrá su eterna morada con Dios, unida a su esposo, el Cordero, a quien espera con fe, entre las luchas y los sinsabores del tiempo presente.
Figuras y símbolos especiales.
- EL CORDERO (Ap 5).
Cristo es "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29). Solamente Él puede tomar el libro, que contiene los acontecimientos de la historia, y abrir los sellos, es decir, dar la clave para su interpretación.
Está de pie, a pesar de haber sido degollado. Es el Cristo resucitado, con la plenitud del poder y del conocimiento (Ap 5, 6: siete cuernos y siete ojos). Solamente Él puede iluminar la historia de los hombres, puesto que dio la vida para salvarlos Y fundó la Iglesia, como nuevo pueblo de Dios.
- LA MUJER.
a) El pueblo de Dios (Ap 12).
Son los descendientes de la mujer (Eva), en lucha contra los descendientes (seguidores) de la serpiente (el demonio).
Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, ésta te pisará la cabeza mientras tú te abalanzarás sobre su talón (Gen 3, 15).
"El niño varón” (Ap 12, 5) es Jesús, el fruto más representativo de la humanidad. En efecto, Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
b) Roma (Ap 17).
Es la ciudad que persigue a los cristianos y está situada sobre siete colinas.
Y observó que esa mujer estaba ebria con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús (Ap 17, 6).
¡Que la gente entendida haga un esfuerzo! Las siete cabezas son las siete lomas en que la mujer está sentada (Ap 17, 9).
- EL DRAGON (Ap 12).
Es el demonio (Ap 12, 9). Pensaba acabar con Jesús en la cruz, pero el Padre lo resucitó (Ap 12, 5).
- LA BESTIA (Ap 13-19).
El demonio, para realizar su obra, se sirve de un aliado muy poderoso, el imperio romano, que tiene a Roma como centro y al emperador como jefe y representante. Viene del mar, es decir, de Occidente y persigue a los cristianos (Ap 13, 1-10).
Se le concedió hacer la guerra contra los santos y vencerlos y se le dio el poder sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Y todos la adoraron, todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no se haya escrito, desde el principio del mundo, en el libro de la vida del Cordero sacrificado (Ap 13, 7 -8).
- LA SEGUNDA BESTIA O FALSO PROFETA (Ap 13, 10-18; Ap19, 20).
Viene de la tierra, es decir, del mismo continente asiático, Representa las religiones orientales, que, en lugar de oponerse al absolutismo imperial, ofrecen la base ideológica para sostenerlo. Además, posee gran poder de seducción.
De hecho los romanos tenían la costumbre de considerar como dioses a los emperadores. El culto hacia ellos representaba como la piedra de toque para reconocer al verdadero ciudadano, que por lo tanto gozaba de plenos derechos para desempeñar ciertas funciones y tener ciertos cargos.
Pues bien, todo esto fue posible, gracias a las religiones paganas que dieron el fundamento ideológico para divinizar al emperador.
Esta aprovecha todo el poder de la primera Bestia y está totalmente a su servicio. Ella ha logrado que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal fue sanada. Ella hace prodigios maravillosos, hasta mandar que baje el fuego del cielo a la tierra en presencia de todos (Ap 13, 12-13).
- LA ESTATUA DE LA BESTIA (Ap 13, 14-15).
Representa los ideales paganos, propugnados por el imperio romano. El que no los acepta, está condenado al fracaso y a la muerte.
Se le concedió hasta dar la vida a la estatua de la Bestia, la cual puede hablar, y ha logrado que quienes no adoren esa imagen sean muertos (Ap 13, 15).
- LA MARCA DE LA BESTIA (Ap 13, 16-17).
El que sigue la ideología oficial, está completamente libre de moverse de un lugar a otro, comprar, vender, hacer cualquier negocio. Es como si llevara una marca especial o un pasaporte, que le ofreciera toda garantía de protección de parte del estado.
Ha logrado, así mismo, que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente: Ya nadie podrá comprar ni vender si no está marcado con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre (Ap 13, 16-17).
- LA CIFRA DE LA BESTIA: 666 (Ap 13, 18).
El número siete representa la perfección. El seis significa algo imperfecto, que quiso alcanzar la perfección y no la logró. En concreto, esta cifra se refiere al emperador, como el máximo representante de todo el imperio con su ideología: quiso llegar a ser Dios y no lo logró. En efecto, dando un valor numérico a cada una de las letras que componen las palabras Nerón César en hebreo, resulta el número 666.
Sobre el problema de la bestia, su profeta, su estatua, su marca y su cifra, ha habido muchas interpretaciones, la mayoría de las cuales completamente descabelladas e interesadas.
La realidad es que se refieren a instituciones y personajes de la época, en la cual fue escrito el libro del Apocalipsis. En efecto, la finalidad del libro era alentar la fe de los cristianos de aquel tiempo que se encontraban en la persecución y no satisfacer su curiosidad con relación al futuro.
El que tenga oídos, que escuche: "Quien está destinado a ir a la cárcel, irá a la cárcel; quien está destinado a la muerte de espada, perecerá por la espada”. Para los santos es la hora de la perseverancia y de la fe (Ap 13, 9-10).
Por lo tanto, las figuras tenían que ser fácilmente reconocibles en las instituciones y los personajes de aquella época. Así que, cualquier interpretación que quiera ver en estas figuras o en el número 666 a la Iglesia Católica de los tiempos sucesivos o a su jefe, carece de cualquier fundamento bíblico.
En efecto, se trataría de acontecimientos muy lejanos presentados en una clave difícilmente descifrable para ellos y no los ayudaría en nada para afianzar su fe. De hecho, ¿Qué consuelo podría ofrecer a los cristianos perseguidos el saber que algún día la Iglesia, fundada por Cristo y a la cual ellos pertenecían, iba a volverse en aliada del demonio y a desaparecer? Evidentemente, en lugar de animarlos en la lucha, los iba a hundir en la desesperación.
- LOS 144 000 (Ap 7 y 14).
El 12 significa la plenitud; el número 1000 significa una gran cantidad. El número 144.000 corresponde a 12 X 12 X 1000 y significa lo máximo.
Lo que quiere enseñar es que, no obstante todas las infidelidades y las oposiciones, el plan de Dios no ha quedado defraudado. Dios es el Rey de la historia y por lo tanto nadie logrará detener sus planes de salvación. En un momento de crisis, evidentemente esta idea sirve de estímulo, aliento y consuelo.
Así que muchísimos del Antiguo Testamento se salvaron (Ap 7, 4-8), no obstante el aparente fracaso del Antiguo Pueblo de Dios. Y también en el Nuevo Testamento, no obstante las presiones de parte del estado totalitario, una gran cantidad de cristianos se mantuvieron vírgenes, es decir, no se sometieron a la idolatría impuesta por el imperio romano.
Tratándose de una cifra simbólica, no hay que tomarla al pie de la letra. Además, las 144.000 vírgenes representan solamente a "los primeros rescatados” (Ap 14, 14). Esto quiere decir que no son los únicos y que después seguirán otros.
Por lo tanto la interpretación de los testigos de Jehová en un sentido literal y absoluto, sin tener en cuenta el significado simbólico de los 144.000 y el hecho que se trata solamente de los primeros rescatados a los cuales seguirán otros, no tiene ningún fundamento bíblico.
- BABILONIA (Ap 17-18).
Es Roma. Como Babilonia oprimió al antiguo pueblo de Dios, así Roma está oprimiendo al Nuevo pueblo de Dios. Por lo tanto, como Dios castigó a Babilonia (Jer 50- 51), así castigará a Roma. Lo que sucedió el año 476, cuando Roma cayó bajo la presión de los pueblos bárbaros.
¡Alégrate, cielo, por su ruina! ¡Alégrense, santos, apóstoles y profetas, porque al condenarla Dios les hizo justicia a ustedes! (Ap 18, 20).
Evidentemente aquí se habla de la Roma imperial y no de la Roma cristiana, que estaba sufriendo la persecución.
En esto los protestantes manifiestan una enorme falta de sentido moral al aplicar a la Roma cristiana o papal, como ellos dicen, lo que se refiere a la Roma imperial. A este respecto, repetimos lo de antes: ¿qué consuelo podría ofrecer el Apocalipsis a los cristianos perseguidos el saber que un día su Iglesia se volvería infiel y sería castigada por Dios?
Como se ve, es un absurdo. ¿Hasta cuándo los protestantes seguirán con esas interpretaciones, cuyo único fundamento es la ignorancia, la mala fe y el odio?
"El lobo cambia el pelo, pero no el vicio”, dice un refrán. Y es lo que está pasando con muchos hermanos separados. Dicen haber cambiado de actitud, pero siguen con la calumnia y el odio de antes. Y lo que es peor, lo están viviendo a nivel religioso, tratando de convencerse de que es algo que le agrada a Dios.
A estos hermanos, hundidos en el pecado, les advertimos: Conviértanse de veras. Acuérdense que "el que odia a su hermano, es un asesino y, como lo saben ustedes, en el asesino no permanece la Vida eterna” (1Jn 3, 15). Así que pónganse abusados si de veras quieren salvarse. Acuérdense que no basta citar la Biblia por aquí y por allá, para salvarse. Es necesario entenderla bien y vivirla; y por lo visto ustedes o no la entienden bien o no quieren entenderla, lo que es peor.
- LA PROSTITUTA (Ap 17-19).
Es otra figura de la Roma imperial.
Entonces, uno de los siete ángeles de las siete copas vino a decirme: "Ven, voy a mostrarte el juicio de la famosa prostituta establecida al borde de las grandes aguas. Con ella pecaron los reyes de la tierra, y con el vino de su idolatría se emborracharon los habitantes de la tierra” (Ap 17, 1-2).
Como capital del imperio, promueve la idolatría entre sus súbditos y aliados, en oposición al cristianismo que proclama la adoración del único y verdadero Dios.
Llegará el día en que sus súbditos y aliados (diez cuernos) se le echarán encima y la acabarán.
El ángel prosiguió: "Aquellas aguas que has visto, a cuyo borde está sentada la prostituta, representan los pueblos, las multitudes y las naciones de todos los idiomas. En cuanto a los diez cuernos, y a la misma bestia, cobrarán odio a la prostituta; la arruinarán hasta dejarla desnuda; comerán sus carnes y la consumirán por el fuego. Dios se vale de ellos para lograr lo que él quiere; con esta intención les ha inspirado que pongan sus fuerzas al servicio de la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. Esa mujer que has visto es la Ciudad Grande, la que reina sobre los reyes del mundo entero” (Ap 17, 15-18).
También en este caso, querer ver en la prostituta a la Iglesia Católica, a la cual pertenecían los cristianos perseguidos, destinatarios de la carta-Apocalipsis, es un absurdo. Sería como decirles: "Es inútil que luchen tanto por ser fieles a Cristo. De todos modos, algún día toda la Iglesia, juntamente con su jefe, se entregará a la idolatría. Así que, no pierdan su tiempo en una resistencia destinada al fracaso”.
Cuando abrió el quinto sello divisé bajo el altar de los sacrificios, las almas de los que fueron degollados a causa de la Palabra de Dios, por haberla proclamado. Se pusieron a gritar muy fuerte: "Dominador Santo y Justo, ¿hasta cuándo estarás sin hacer justicia y pedir cuentas de nuestra sangre a los habitantes de la tierra?” (Ap 6, 9-10).
Efectivamente, según los testigos de Jehová, los adventistas del Séptimo Día, los mormones y casi todas las demás sectas que surgieron en el ámbito protestante, la Iglesia Católica fue fiel a Cristo solamente mientras duraron las persecuciones. Al cesar éstas, a raíz del edicto de Constantino del año 313 d.C., la Iglesia se volvió infiel, entregándose a la idolatría.
Así que, según ellos, el imperio romano, en lugar de merecer un castigo a causa de su opresión al cristianismo, lo merecería por el apoyo que le brindó, una vez concedida la libertad de culto.
Respecto a esta posición, lo único que queremos aclarar con toda sencillez, es que por lo menos no es ésta la perspectiva del Apocalipsis.
- MIL AÑOS (Ap 20).
Se trata de una cifra simbólica. "Mil años” quiere decir una gran cantidad de años. Aquí San Juan quiere decir que, desde la caída del imperio, que es un instrumento en las manos del demonio para hacer daño a la Iglesia, hasta el fin del mundo, habrá un largo período de relativa paz para los discípulos de Cristo.
Agarró al monstruo, la serpiente antigua, o sea, Satanás, el diablo, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, y cerró su entrada con llave, y la aseguró con candados para que en adelante ya no engañara a las naciones, hasta que pasen los mil años. Luego será dejado en libertad por un poco de tiempo (Ap 20, 2-3).
- LA PRIMERA RESURRECCION (Ap 20, 4).
Los que se mantuvieron fieles a Cristo hasta el martirio, no quedarán olvidados, sino que resucitarán y reinarán con Él durante toda la historia de la Iglesia.
Mediante su ejemplo e intercesión, siguen ejerciendo su influjo sobre nosotros. Están seguros de la salvación final y por lo tanto no le tienen miedo a la segunda muerte (Ap 20, 6).
Después, había tronos y quienes se sentaron en ellos con poder de juzgar. Vi entonces las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sostenido las enseñanzas de Jesús y a causa de la Palabra de Dios. Vi a todos los que se negaron a adorar la Bestia o su imagen, o a recibir su marca en la frente o en la mano. Volvieron a vivir y reinaron mil años con Cristo (Ap 20, 4).
Precisamente este es el concepto que la Iglesia Católica tiene de los santos. Son hermanos nuestros, que dieron un alto testimonio de fidelidad a Cristo y que ahora "reinan” con Él, es decir, ejercen un influjo benéfico sobre nosotros mediante su intercesión y ejemplo.
Los protestantes dicen que atribuir a los santos algún poder es como quitarlo a Cristo. Aquí vemos claramente que no es así.
- LA SEGUNDA MUERTE (Ap 20, 15; 21, 8).
Quiere decir el castigo final.
Entonces la Muerte y el Lugar de los Muertos fueron arrojados al lago de fuego. En esto consiste la segunda muerte: el lago de fuego. Todos los que no se hallaron inscritos en el Libro de la Vida, fueron arrojados al lago de fuego (Ap 20, 15).
La Nueva Jerusalén, que baja del cielo como una esposa, es la Iglesia presentada como obra y regalo de Dios a la humanidad. Es vista en la fase última de la consumación final.
- NUEVA JERUSALÉN (Ap 21).
Oí una voz que clamaba desde el trono: "Esta es la morada de Dios entre los hombres: fijará desde ahora su morada en medio de ellos y ellos serán su pueblo y él mismo será Dios-con-ellos. Enjugará toda lágrima de sus ojos y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas porque todo lo anterior ha pasado” (Ap 21, 3-4).
- LA CIUDAD SANTA (Ap 21).
La ciudad santa es otra imagen de la Iglesia, que va hacia la maduración final del paraíso.
Sus hojas son medicinales para las naciones y ninguna maldición es allí posible. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán Culto. Verán su rostro y llevarán su nombre sobre sus frentes. Ya no habrá noche. No necesitarán luz ni de lámparas ni del sol, porque el Señor Dios derramará su luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos (Ap 22, 3-5).
Conclusión
El Apocalipsis es una auténtica obra de arte, en la cual el Apóstol San Juan se eleva hacia el pensamiento de Dios, como verdadera águila. Su estudio es indispensable para cada cristiano que quiera profundizar el sentido de la historia, en sus conflictos diarios y en su desenlace final.
Dos obstáculos han impedido al católico su acercamiento: la dificultad propia del género apocalíptico y el mal uso hecho por las sectas protestantes.
Una vez superados estos obstáculos, seguramente el Apocalipsis llegará a convertirse en uno de los libros inspirados más queridos por todo creyente.
Será el libro de la esperanza cristiana, en un mundo tentador, en el cual la vivencia de la fe constituye un verdadero reto.
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